viernes, 16 de abril de 2010
Estoy en una mesa, en un rincón donde sólo mis ojos murmuran frente a un espejo que vuelve profundo lo cercano. Me froto las manos como si las tuviera heladas.
Sé que no es el frío del local, sino la ausencia de proyectos.
(El mar, distante como un eco ondulado me dice: Alcánzame mi copa, ¿queres?)
Para sumirme en el olvido he abandonado los lentes en casa.
A veces, no es suficiente para despistar a los recuerdos. Por eso me echo un colirio que agranda mi pupila y entro en tabernas desconocidas donde todo es ajeno.
Se trata de una versión adaptada de aquello de vendarse los ojos y jugar a dar vueltas a la gallina ciega.
Es inútil, no obstante. Harto de las mareas previsibles, vuelvo la cabeza hacia el lado contrario: tintineo de estribos que el viento arranca a un galopar sobre las dunas de Ostende.
Las manos tapando los oídos, aún me llega -desde mi infancia remota- el olor de un candil de parafina. Y con el olor, esa expresión perpleja que me venía en los genes.
Las metamorfosis siempre son lentas.
sábado, 10 de abril de 2010
viernes, 19 de marzo de 2010
jueves, 4 de marzo de 2010
Ensueño.
jueves, 25 de febrero de 2010
Mutilario.
He apagado noches en un cenicero, otras ni si quiera se han encendido, mutilé amaneceres solo por miedo a compartir y partir. Abandoné besos antes de las 12 por si cenicienta no volvía…Arranque páginas de los cuentos con final feliz. Borre Te quieros del calendario. Hundí mis manos en hielo para escribir con las manos frías. Rompí espejos para que vieran desfigurada mi cara. Disfrace mi corazón de el hombre invisible. Invente un carnaval eterno. Enterré canciones en el silencio para no dedicarlas. Elimine los dos puntos de mis suspensivos que acompañaban siempre a la palabra ilusión…
Y de repente... el hoy...
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sábado, 20 de febrero de 2010
Frenesí.
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