lunes, 20 de agosto de 2007

Del arcón aquel...

Frágil como una mariposa,

y yo, cayendo en tu aleteo sin fin,
todo el santo día febril.
Sin querer ser , eres ostentosa.

Pretendes que te extrañe
sin decirme tus razones,
y vagas por por las calles,
pidiendo mil favores.

Mujer, dime que quieres,
confiesa si te sirvo tan solo un poco
porque vago como un loco,
y si de mi algo prefieres.


Ya mi querida butterfly
no quiero ser tu esclavo
ni tampoco el delivery
de este amor rentado.

Vete, mi cielo, vete pronto
que no quiero ser depreciado
ni siquiera pasar por tonto
solo estoy descorazonado.

Cuando sientas falta de calor
solo siente y mira alrededor.
Soy prisionero de tus infinitos caprichos
y heredero de ninguno de tantos dichos.


V.H.D.


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